Cinco años no son nada. Y parece que ha pasado mucho más tiempo de este evento - otro engaño más de la mente. Aún más increíble resulta que los azares del destino hicieran que un villorrio del extremo sur occidental europeo albergase una base militar, y que ésta haya sido la de mayor duración en acoger de forma permanente aeronaves de la Armada Española. Y, por ello, la localización más adecuada para realizar esta exhibición - otros asuntos también - al largo de las playas urbanas de rubias arenas. Cosas de los hados.
Desafortunadamente, otras obligaciones impedirían llegar con puntualidad a la cita. Por fortuna, se pudo encontrar a alguien que se ofreciera "voluntariamente" a tomar testimonio gráfico en el primer tramo de la exhibición. Ya llegaría el momento de tomar el relevo en el manejo de la cámara, y tomar el relato en primera persona.
Al parecer, a la hora de bajar de bajar a la playa no habían aeronaves a la vista surcando los cielos todavía. Sin embargo, la presencia del "Juan Carlos I" frente a la costa, con múltiples aparatos en su cubierta, auguraba que el arranque del festival no tardaría en comenzar y el perder el tiempo en estas consideraciones resultaba banal. Por contra, la tímida bruma mañanera, la aparente lejanía, más la modestia de la cámara no presagiaban que las fotos fueran a resultar muy lucidas. Habría que esperar a que la suerte cambiara.
Nota: Fotos tomadas con cámara Nikon Coolpix L830; editadas con Polarr Photo Editor y Windows Paint
Parece mentira…2017… como si fuera ayer. Recuerdo aquel día, pero a la vez parece un recuerdo implantado, falso. No creo que hayan pasado tantos años. Me da miedo, también alegría.
ResponderEliminarPues cuando vayas viendo más entradas de ésto mismo con el tiempo, verás...
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