domingo, 12 de marzo de 2023

Salida de la escuadrilla de torpederos de Cádiz (12 Marzo 1898)

 

      En la Perla de las Antillas el ambiente se estaba poniendo muy enrarecido tanto por sucesos que venían de lejos como por otros más cercanos en el tiempo. Y el gobierno de entonces, temeroso de que una movilización más nutrida de barcos pudiera acelerar un conflicto, decidió mandar una escuadrilla a la zona caribeña. Por si las moscas.

      El grueso de la agrupación que habría de cruzar el Atlántico, al mando de D. Fernando Villaamil, estaba formada por unos cascarones. Tres de ellos, los más modernos y de mayor porte, habían sido concebidos por el país de origen de sus constructores para luchar en el Canal de la Mancha contra los torpilleurs franceses, en caso de conflicto que se antojaba cercano. Fueron los llamados destructores (de torpederos) o contratorpederos, como por aquel entonces se les llamó por aquí.

      Fueron apodados aquellos barcos "Los galgos del mar", según alguna publicación de la época, y su armamento era algo superior al de sus homólogos británicos según los requerimientos de la Armada.  Alguno se había recepcionado apenas semanas antes, con una tripulación apenas  familiarizada con sus nuevas embarcaciones. Sin embargo, aquel tipo de naves no  estaban diseñadas para afrontar una navegación transatlántica, y menos en medio de una situación de crisis internacional. Pero los marinos hispanos estaban decididos a demostrar lo contrario.

      Y fue desde el puerto de la Tacita de Plata donde se reunieron los galgos en compañía de  tres torpederos y el crucero auxiliar "Ciudad de Cádiz", zarpando tal día como hoy hace 125 años rumbo suroeste para abandonar la España peninsular y con el objetivo de defender las lejanas tierras de la declinante América Española.

Lugar privilegiado para ver la salida, el que hubiera podido

      La navegación resultó ser una proeza insuficientemente valorada aún hoy, cegados por el humo de los combates adversos que sucedieron pocos meses después. Llegaron mucho más lejos de lo previsible - los más pequeños hasta las Canarias, el resto hacia su destino final en el Caribe. Por dar una muestra de la capacidades técnicas y de adaptación de las tripulaciones, incluso uno deñado en combate, hizo el camino de vuelta tras unas reparaciones de fortuna al final del conflicto.

      Sí, eran conscientes de que no dispondrían de instalaciones de apoyo en la isla, lo cual era un hándicap. Y con todo en su contra, conscientes de lo que les podía deparar la fortuna, con abnegación y una valentía sin igual se dispusieron a cumplir con su deber hasta sus últimas consecuencias ante un muy superior adversario. Unos héroes de verdad. 

2 comentarios:

  1. Muy duro ir sabiendo lo que le espera a uno. Pero que preciosidad de sitio, y que magnífica foto.

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    1. Sólo ellos se lo pudieron imaginar - y sus familiares temer.

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