Tal vez seamos demasiados los que no seamos capaces de valorar todo aquéllo que tenemos más próximo. Esto incluye lugares a los que visitar - más bien ir de paso. En este caso, se puede afirmar que no.
Hoy día, trecientos kilómetros apenas son nada. Suponen la distancia entre las costas meridionales andaluzas y las recias dehesas extremeñas - aquéllas situadas mas al sur. Tierras de antepasados en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, se viven nuevos tiempos para estas viejas tierras.
Un lugar con solera; con mucha magia. Allí donde se unieron dos familias para que naciera otra. La ilusión de lo que está por venir. El empuje de la juventud por salir adelante, por aprovechar las oportunidades.
El tiempo transcurrido obliga a recorrer calles empedradas, traspasar umbrales de iglesias, continuar conversaciones desde el recuerdo, ese sucedáneo de lo vivido capaz de dibujar una sonrisa en nuestros labios. Vivencias del ayer en un pueblo monumental.
P.D.: Demasiado tiempo se tardó en volver. Incomprensible cuando un lugar marca tanto a una persona de tantas formas. No quedará más remedio que revisitarlo. Así será.
Nota: Fotos tomadas con Nikon F60 analógica; papel fotográfico escaneado con HP Photosmart 6520 (300 ppi), editadas con Polarr y Windows Paint.
Parece q fue ayer, sin embargo han pasado muchas cosas en esos 25 años. Habrá q ver q ocurre en 25 más.
ResponderEliminarUn día mágico presupongo.
ResponderEliminarUn poco triste al leer esta entrada. Nostálgica tal vez?
Muy bonitas las fotos, eso sí.