No se escuchan ruidos de aviones, coches, ni griteríos. Está todo está tan tranquilo, nos hace pensar...
No hay motor, no hay velas. Como si no estuviera allí.
Apenas si se ve a alguien. Tal vez un perro con su dueña se acerca algo. Pero la orilla sigue estando despejada. Continua el paseo.
Algo más allá, otro recodo en el camino.
Los únicos que nos observan son un grupo de cormoranes. Hoy el sol no ayuda demasiado a secar el plumaje, si es que han estado ya de pesca.
Puede que estén descansando, o esperando una mejor oportunidad para pescar.
El cielo es distinto, mirando hacia atrás. Podría ser el mundo subterráneo que describió Jules Verne, aunque lo desmienta la Punta que dejamos atrás. La marcha continua.
Si no lo imaginó así Monsieur Julio, poco le faltaría
Bonitas fotos, la playa preciosa como siempre
ResponderEliminarHasta cuando llueve lo es.
EliminarEl mundo subterráneo...
ResponderEliminarLos cormoranes tomando el solecito me hace tenerles envidia.
En su rocosa isla privada, mejor no podrían estar.
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