El bueno de Freddie cantaba de enamoramientos, a ritmo de los años veinte del pasado siglo, pululando por paseos marítimos del Mediterráneo, rondando amoríos, a ver lo que podía pescar.
Otros pasean a pie de atlánticas playas, sólo por el gusto de pasear. Y, a veces, se encuentran con alguien. O algo. Tropezarse con lo pudiera ser algún tipo de boya artesanal perteneciente a algunos de esos pesqueros que no se aventuran a calar las redes demasiado lejos de la costa. Y piensan que la mar, ligeramente picadita, la ha querido expulsar.
Chisme extraño y destartalado, arrancado y arrastrado hasta la orilla, ¿te vendría alguien a buscar?
Nunca antes había visto uno de esos de cerca. Pero ahora que lo veo no es mas que un palo con banderitas y corchos para flotar, rudimentario pero útil.
ResponderEliminarParece como salida de un naufragio...
Eliminar