domingo, 18 de febrero de 2024

Napoleon

      La expectación por el estreno de esta película sólo fue superada por la controversia que suscitó tras comenzar su proyección en las salas. Las críticas al guion - con especial énfasis en la falta de rigor histórico y la nula verosimilitud de los comportamientos de los personajes - y a la actuación de los protagonistas han sido recurrentes a lo largo de varias semanas. Tampoco ha salido bien parado el director del aluvión de críticas recibidas desde todas direcciones. Los críticos quedan a la espera de una adaptación televisiva - aún de más metraje - que mejore la percepción del monumental esfuerzo de adaptación de la vida de un personaje de tanta magnitud como el emperador corso.

      En primera instancia, la primera impresión que nos produce la película es la de extrañeza. Resulta todo tan fuera de lugar, diríase a ratos esperpéntico, que el impacto de lo visualizado genera cierto nivel de desagrado, siendo este directamente proporcional al grado de expectativas previas - fueron tan altas... Sin embargo, tras esas primeras impresiones se esconde, tal vez, una realidad más apabullante. 

Cartel de la sala de cine, Cines Victoria, Rota (Cádiz)

      Porque debajo de todo ese artificio subyace una idea inquietante: cuán grotescas resultan  las relaciones interpersonales, la política y sus tejemanejes, la guerra, el valor, las luchas por el poder (traiciones incluídas), las formas de vivir, de amar, de morir (desde la primera escena),... Si todo eso podría decirse del devenir de  un personaje principal de la Historia contemporánea de Occidente,  con altísima posibilidad de haber escogido la francesa por lo convulso del período en el que se desarrolla la historia,  imagínense lo que podría decirse de las vidas anónimas de tantísimos egos que siguen (seguimos) andando por este mundo.

       Todo el entramado de la película se va articulando en torno a esta idea de lo grotesco: la selección de los pasajes de la vida del gran caudillo; las (en apariencia) extrañas actuaciones de los protagonistas, a medio camino ente lo caricaturesco y lo esperpéntico; esos colores fríos y apagados, casi mortecinos, durante todo el metraje; los comportamientos absurdos, erráticos, impredecibles tanto en la vida pública como en la privada. Todo absurdo, ridículo, grosero. Nada de existencialismos: la futilidad de la vida, la irrelevancia de los más altos propósitos.

      Es como si se hubiera querido un material, en este caso la vida de tan insigne personaje, para transmitir esa percepción de la realidad. Como un pintor modernista juega con las formas a su antojo para transmitir una percepción, una emoción, un sentimiento. Las peregrinas críticas locales, pues, a la omisión de escenas de la Guerra de la Independencia de España, o lo falaz del guion, resultan completamente irrelevantes.  La película, afortunadamente, no necesita nada de eso. O, al menos, eso piensa el que esto escribe. 

      Recomendación, pues: abran los ojos y la mente, no se queden en el mundo de las formas, las apariencias. Que la disfruten.

4 comentarios:

  1. A mí me gustó en general, tal vez sobraba alguna escena de guerra, pero creo que comprimiendo la personalidad compleja de este personaje se consigue conocer al Napoleón rudo, inculto, pobre, pero decidido a conseguir lo que quiere, llegando a ser una figura megalómana, aunque debo decir, a mi parecer, que fue un gran estratega y un gran oportunista, y a pesar de ello, murió solo, desterrado. Se puede aprender mucho de la película y del personaje.

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  2. Otra película en mi lista de futuras visualizaciones.... A pesar de tu reseña, he de decir que (cayendo en el tópico de juzgar a un libro por su portada) aparenta ser una película lenta y algo deprimente. Sin embargo, sigo dispuesta a verla y poder compartir mi opinión para entonces...

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