domingo, 1 de enero de 2023

Anuario 2022

      Sobrevivir a una crisis económica (¿sistémica?) como se ha podido, con esos precios de las cosas tan desbocados, un cohete descontrolado que pasa sobre nuestras cabezas dos veces, sumados a los penúltimos coletazos de la pandemia a duras penas ya es un logro. Otros más al este lo han tenido peor, es cierto. En cualquier caso, vaya año 2.022 que hemos tenido.

      Un hecho inexplicable resulta que las ventas de libros han batido un récord este año en España. Si fuera así, y además somos capaces de sacarles provecho a los mismos, creo que sería una de la noticias del año en nuestro país. Necesitamos imperiosamente expandir la mente con esos maravillosos objetos que no necesitan el 5G para funcionar. Soñar... ¿por qué no?

      En otro ámbito de la vida, hemos visto cómo países norteños que hasta no hace mucho alardeaban de neutrales, tan pacíficos ellos de siempre (auto-designación que ni ellos se la creen) y tan de buenismo, ahora se dan codazos para ver quien es el primero en ingresar en una alianza defensiva - ahora que le ven las orejas al lobo. La neutralidad, cuyos efectos sufrió este país hace algo más de un siglo, conduce al aislamiento y, acto seguido, al ostracismo. En cualquier caso, bienvenidos sean: la unión hace la fuerza.


A ver si este año vienen las aguas más tranquilas

      Todo lo anterior nos debería hacer reflexionar sobre esa imagen utópica pacifista que tanto vende por estos lares. De hecho, "animados" por los socios europeos y de otras organizaciones internacionales ya se va a empezar a invertir más en defensa. Ya iba siendo hora, porque aquí los gobernantes (todos y desde hace muchas décadas, oigan) se hacen los remolones a la hora de invertir en estas cosas que no hacen ganar votos a corto plazo.

      En deportes más o menos profesionales, hemos tenido una buena ración con campeonatos ganados por el baloncesto masculino europeo inesperado, nuevo tenista revelación, con campeonas mundiales de fútbol sub-17 y sub-20. Pequeñas alegrías al final de los telediarios nocturnos. Esto unido a que los directivos de algún club de fútbol no se han gastado una millonada imposible en un sólo jugador bastante poseído de sí mismo - dineros que no vuelan al extranjero de momento, con la falta que hacen por aquí - hacen que las alegrías sean mayores.

      Y qué bueno que la potencia energía eléctrica renovable en nuestro país haya aumentado considerablemente, y parece que lo hará en lo sucesivo, además de multimillonarias inversiones para el desarrollo de otras formas de producción, almacenamiento y distribución de la energía - ¡y de ahorro! Que eso de la fusión fría, veremos para cuándo  y cómo... En cualquier caso, confiemos en que el impacto global sobre el medio ambiente sea el menor posible. 

      Estas cosas son las que han tocado esta año, aunque no hayan sido las únicas - ¿cómo olvidar el retorno de las lluvias al fin de año? Este año esperemos ver cosas mejores, como el final de ciertas guerras y el comienzo de una economía menos calentita. Éso es: esperemos. 

2 comentarios:

  1. Parece que no ha sido tan mal año al final... Personalmente, este ha sido un año de cambio y en cierta manera una llamada de atención a ciertos aspectos de mi vida. No me arrepiento de nada, de los errores se aprende, pero el proceso es duro y doloroso. Por mi parte, empiezo 2023 todavía algo recelosa de ciertos acontecimientos.
    Sólo puedo decir que el tiempo sigue, y que mejor no desperdiciar el presente por un pasado que ya no tiene futuro.

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