La expectación. ¿Adónde vamos? Cuándo habrá de ser el momento preciso para darle la mano, para besarla... ¿Estaré yendo muy rápido o demasiado lento? La incertidumbre por lo que pasará no tiene cabida porque vas flotando en una nube: nada importa más de lo que vives en estos momentos. El mundo se detiene a nuestros pies.
Expectativas que se cumplen, entremezcladas con encontronazos y decepciones. Los egoísmos, las expectativas insatisfechas que no fueron aclaradas con anterioridad, los egoísmos no superados, la inmadurez que sale a escena. Situaciones no anticipadas de la vida en común: el agridulce cotidiano. Aparentes callejones sin salida que sólo con la fuerza del amor se pueden encontrar. Y se encuentran, si hay voluntad de querer.
Escudriñando hacia los tiempos pasados, observando también el ahora, aún sigo viendo la misma sonrisa, los gestos de picaruela, el azul de la mar en sus ojos, el desparpajo, la alegría de disfrutar de la vida, de aprender y seguir soñando. Tener la fortuna de estar a tu lado, compartir tu felicidad y tus sinsabores, disuelve cualquier amargor que nos traiga la vida en común.
Porque hoy, tal y como hace veinticinco años, te quiero.
Afortunada la persona a la que le dedicas estas palabras; y afortunado tú porque también debe de quererte. Felicidades! A ver si hacéis los 50 años juntos.
ResponderEliminarOjalá, y que pueda yo escribirlo y tu leerlo. ¡Muchas gracias!
EliminarMe ha conmovido mucho. Aspiro a tener una persona que me quiera así en algún momento de mi vida.
ResponderEliminarSeguro que encuentras a esa persona. ¡Ánimo y paciencia!
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