Estamos en plena canícula, exprimiendo las últimas horas de nuestra raquítica visita para presenciar el concierto de los Artic Monkeys - eximido de semejante carga el que esto suscribe. Tras terminar de pasear por el Retiro salimos de su cubierta verde que nos ha protegido y salimos por la Puerta del Ángel Caído, decididos a cruzar la calle de Alfonso XII. Objetivo: las librerías de la Cuesta.
Puestos allí, ya da igual el sol, el viento o la marea. Te zambulles en las cascadas de tesorillos que albergan las casetas y sus expositores aledaños que amplían la superficie de publicaciones a escrutar. A poco que te entretengas a sacar alguna del montón, ojear y preguntar, ha pasado más de media hora y no has recorrido más de cuatro casetas.
Con las premuras por coger el tren de la tarde, no queda otra que acelerar el ritmo en conjunción con el uso de la visión perimetral y del enfoque automático intuitivo, más una pizca de fortuna. Una suerte de cacería - o pesca - incruenta, en la que acabas llevándote algo en el zurrón. Los mejores momentos de la mañana.
Llegados al extremo inferior de la cuesta, con más capturas de las esperadas, aunque menores que las deseadas, llega el momento de abandonar esta maravilla madrileña, con cierta pena por no poder frecuentarlo como a uno le apetecería. Aunque, eso sí, siempre con la disposición a la vuelta en cuanto se presente la menor ocasión para lanzar las redes en estos caladeros.
Como podrán comprobar, en las fotos apenas se vislumbran libros. Mejor pásense por la Cuesta, mírenlos y adopten unos cuantos de allí.
Nota: Fotos tomadas con Xiaomi Redmi Note 11, editada con Microsoft Fotos y Windows Paint.
Me gusta ir allí a comprar libros que ya creía perdidos
ResponderEliminarMe too.
EliminarAún conservo alguno de esa visita… una pena no poder quedarte horas en busca de un tesoro perdido.
ResponderEliminarMe alegro que hayas estado por allí. Buen sitio para pasa una buena tarde.
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