Algunos ayuntamientos del primer mundo buscan con desesperación acercar visitantes a sus poblaciones con el reclamo de ostentosas iluminaciones pre-navideñas, cual si aquéllos fueran insectos a ser atraídos por los faros de los coches en la noche. Un derroche de kilovatios-hora para generar un ambiente de falsa alegría-optimismo que predisponga a los viandantes a vaciar la cartera.
Por contra, otras localidades parecen querer ahuyentar a los potenciales turistas tardo-otoñales: será que con el veraneo tuvieron suficiente - los lugareños a buen seguro, sí. El problema reside en que los residentes también quieren ahuecar el ala: como le sucedió a la Real Villa el año pasado. Ni tan siquiera los comerciantes parecieron proyectar ningún entusiasmo en atraer a gentes embelleciendo fachadas o escaparates durante este periodo convertido en festivo comercial.
Y aquí tuvimos los dos extremos en el ambiente callejero: ese alumbrado amarillento, tan intenso que tira patrás. Por otro, unas luces tan frías sugieren paisajes siberianos aunque, tal vez, esos tonos blanquecino-azulados inviten al recogimiento. A meterse de lleno en esta época del año que invita a parar, reflexionar, a ralentizar el ritmo de la vida, como exigirá la siguiente estación. Volver al espíritu anterior al del desenfreno de compras y regalos en que hemos convertido este último tramo de cada año.
Pensándolo bien, quizás el año anterior el equipo rector de Ayuntamiento de la villa quiso transmitir el mensaje - los valores - que esta época del año realmente encierran. Quién sabe si este año pasearemos por las calles, evitando esos super-centros comerciales sin alma. Disfrutando del frío en el rostro, quién sabe si de algunas gotas del cielo, sonriendo a alguien desconocido al pasar, sin ninguna expectativa adicional.
Gran reflexión. No puedo estar mas de acuerdo. Sin embargo, no tengo mucha esperanza de que la mayoría de la gente piense hasta tan lejos.
ResponderEliminarNo puedes haber dado mas en el clavo con las luces… decadencia
¡A ver si este año mejoran las cosas!
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