No ha envejecido mal, a pesar de estar colocada tan próxima a la mar - y tan accesible a algún gamberrillo siempre alerta para cometer alguna fechoría.
Aunque la vista del viajero pueda ser seducida tanto por la Iglesia del Carmen como por la Alameda de Apodaca, es fácil reparar en ella - que está allí.
Una iniciativa decorosa realizada en tiempos complicados para la economía de tantas familias, asociaciones y empresas...
El debido recuerdo materializado en mármol a alguien que, como tantos otros que pasaron fugazmente por la Historia, lo dieron todo por cumplir con su deber.
Si veinte años no son nada, como cantaba Carlos Gardel en su Volver, diez tras su inauguración lo son aún menos. Que luzca en esa esquina del Baluarte por muchos más.
Nota: Fotos tomadas con Xiaomi Redmi Note 9, editadas con Microsoft Fotos y Windows Paint.
Esperemos que siga. Un texto conciso y recordatorio de lo increíble e imparables que pueden ser las personas.
ResponderEliminarMuy cierto.
EliminarEste señor, al que apodaban “medio hombre”, porque dejó la mitad de su cuerpo luchando por su país, llegó a teniente general. Casi nada!
ResponderEliminar¡Cómo sería de cuerpo entero!
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