lunes, 6 de junio de 2022

Otros bares, otros lugares, otros momentos (I) - La Pajereta (San Fernando, Cádiz)

      Trabajosamente subimos la ligera cuesta de la Calle Real que media entre el Museo de Camarón y el  Ayuntamiento. Vimos un par de sitios apetecibles, pero buscábamos una terraza algo más soleada, que nos permitiera defendernos de un gélido comienzo de diciembre de aquel mediodía cañaílla mientras tomábamos un algo. Y así, sin buscar referencias, totalmente a ciegas, surgió la elección del local objeto de esta reseña.

La entrada

      A primera vista, fue extraño observar cómo, a pesar de ser el subtítulo casa de comidas, casi todos los clientes se limitaban a cerveza y copa de vino. Incomprensible, y no presagiaba nada bueno en cuanto al servicio de cocina. Ya se vería.

      A falta de tapas, requerimos de la camarera - muy simpática, correcta y servicial a pesar del número de mesas que tenía que atender casi en solitario - los dos primeros platos: unas alcachofas salteadas con jerez  y un marmitako de atún - éste fuera de carta.

      Mientras esperaba la primera tanda, fue necesario hacer uso de los servicios del local. Casi no podía creerse lo cuidada de la decoración y el mobiliario del local, transmitiendo una atmósfera cálida y agradable en acusado contraste con las insulsas sillas y mesas del exterior - sí, ésas con propaganda cervecera - que puede que sea más frecuentado por la clientela en sus salidas nocturnas. Desafortunadamente, podía esperarse más del equipamiento de los aseos, aunque la limpieza de los mismos era, como la del local y exteriores, intachable.

Vista "furtiva" del interior

      Carámbanos, menuda sorpresa ofrecieron ambos platos. Otro claro ejemplo de cómo la percepción está limitada por las ideas preconcebidas - véase el segundo párrafo de esta reseña. Tanto el guiso como el salteado tenían de todo lo que se puede exigir: suavidad, matices, armonía en los contrastes de los ingredientes principales y unos puntos de cocción irrebatibles. 

Deliciosa alcachofa

Qué decir del marmitako....

      Se animó la cosa visto el éxito inesperado de los dos primeros platos, nos animamos y solicitamos los dos siguientes: unos Arancini con toques gaditanos y unas patatas bravas. No vamos a repetir los elogios de los platos anteriores, aunque fuesen merecidos. 

Una alineación impecable

Aparentemente simple, pero no.

      Fue una lástima acompañar todos los platos con un irrelevante refresco en lugar de algunos de los vinos que sirven en el local - a buen seguro bien seleccionados. Sacrificios que tiene que hacer el conductor de turno, y a esperar mejor ocasión.

      Como extraordinario colofón, pudimos degustar una jugosa porción de tarta de zanahoria - estupendo encontrarse la sorpresa de esas nueces crujientes espolvoreadas y  envueltas en la tierna masa - y unos bocaditos de un pudding de dátiles - también fuera de carta. Qué manera de rematar el festín.

Buen remate de almuerzo

Y de éste otro, tampoco se puede uno quejar

      Visto lo visto, y catado lo catado, ¿quién osaría, quién dudaría en volver?




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