¡Con qué calor más extraño el mediodía nos saludó! Así, no fue extraño contemplar a los turistas despojarse de las prendas innecesarias; además, un par de barcos se distraían en ir y volver con cierta parsimonia; el grupo de moteros se asoman un instante y no tardan en subir la calle adoquinada, quizás buscando algún bar de la plaza del castillo; el trenecito, pudiera ser a la espera de los invitados de una boda cercana.
Más allá de la zona frecuentada, hay un bar que parece que está a punto de arrancar. Un trío oriental parece interesado en la parte aún cerrada del local y en inmortalizarlo. De la parte superior, un par de trabajadores se afanan en embellecer la terraza para que algunos de los curiosos se atrevan a probar el nuevo sitio. De momento, con la estridencia musical de apertura y con las nubes en aumento, otra vez será.
Interesante crónica local.
ResponderEliminar¿El trenecito recoge bodas?
El bar se ve bonito desde la foto.::
Tanto como una crónica local, pues no. A los invitados de la boda recogerá, si lo contratan, claro. Al bar habrá que darle una oportunidad, antes de que lleguen tiempos más cálidos. ¡Saludos!
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